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ADRIANA MÁRQUEZ | Mujer y empoderamiento

Consultora empresarial y Runner amateur

10 años escuchando las necesidades de las personas dentro de sus organizaciones y siendo parte fundamental de su proceso de mejora continua. Hablamos en México con Adriana Márquez.


Foto: Adriana Márquez.


V.- Coordinadora del Entrenamiento de Mujeres Emocionalmente Responsables en Guadalajara, ¿de qué se trata?

AM.- Es un programa educativo de inteligencia emocional responsable, diseñado por Luis Efraín Villa de León, licenciado en pedagogía y experto universitario en Inteligencia Emocional. Es una formación vivencial en inteligencia emocional responsable para la efectividad en la comunicación, el liderazgo personal y la funcionalidad en las relaciones interpersonales.


V.- ¿Y es tan necesario?

AM.- Como lo aprendí en MER (Mujeres Emocionalmente Responsable) de Luis Villa: "vivimos en tiempos de cambios. Hoy las mujeres participan en el rol familiar, empresarial, político y social. Las mujeres que las educaron, ubicadas en un contexto histórico distinto, jugaban preferentemente papeles de esposas y madres. Su dependencia emocional y económica era preponderante. Estos cambios ameritan reflexión, redefinición y nuevas interpretaciones".


"Como lo aprendí en MER: "vivimos en tiempos de cambios. Hoy las mujeres participan en el rol familiar, empresarial, político y social".


V.- ¿Os estáis empoderando las mujeres?

AM.- Sin duda alguna. Considero que lo que hoy toca es construir alianzas estratégicas entre nosotras para promover nuestros derechos y disminuir así las desigualdades entre hombres y mujeres.





V.- ¿Cuándo empezaste?

AM.- Inicié aproximadamente en al año 2013. Claro que solo era yo y mi computadora. Y mis ganas de querer emprender un proyecto para apoyo a las mujeres. Recuerdo que comencé a conectar con personas que impartían temas, de los cuáles yo en eso momento estaba interesada. Claro que no tenía el flujo de efectivo para pagar sus participaciones, pero eso no me hizo desistir de mi objetivo de emprender y apoyar. Contacté con los ponentes que me parecieron interesantes para iniciar este movimiento y, al lograr conectar con ellos, solo hablaba desde el corazón y lo importante que era para mí que ellos se sumarán a la causa, a la comunidad… que apenas era yo (se ríe).


"Lo que hoy toca es construir alianzas estratégicas entre nosotras, las mujeres".


V.- ¿Tenías mucha confianza en ti?

AM.- Sin duda confiaba firmemente que lograría lo que soñaba: sí, una comunidad grande. El punto fue que todo fluyó a mi favor. Ellos estuvieron dispuestos a compartir sin costo alguno; logré conectar con un programa de radio para difusión de aquel primer evento; una revista que me permitió también compartir sobre mi comunidad y el objetivo de la misma. Al paso del tiempo y al conocer cada vez a más y más personas que asistían a los eventos, se fueron dando estas alianzas estratégicas… y es así que, al paso de casi ya 10 años, he logrado comunidades interesantes para aprender, compartir y apoyar a quién decida ser parte de ellas.





V.- ¿Cómo se consigue empoderar a las mujeres?

AM.- Hay comunidades de mujeres de las cuales podemos ser parte. Por ejemplo: La Comunidad de Mujeres In-Perfectas de mi amiga Diana Fabiola Juárez, de la cual yo soy partícipe y cuyo objetivo es el apoyo mutuo entre nosotras. Sumamos esfuerzos y trabajamos hacia un mismo fin: crecimiento personal y profesional. Esto a través de podcast, charlas, talleres, con temas de emprendimiento, salud integral, hábitos saludables, resiliencia, inteligencia emocional, entre muchos más.


V.- Ya sé la respuesta, pero vamos a hacerla: ¿existen barreras a las mujeres?

AM.- Sí. Y considero que estas son tanto personales como profesionales. Me explico. Un ejemplo de ello sería la brecha salarial, el acoso y hostigamiento sexual, los estereotipos de género, entre otros puntos más.


V.- ¿Y hay barreras mentales?

AM.- Muchísimas. Por mencionarte alguna: el que seamos tan autocríticas con nosotras mismas. Es decir, que sí mi aspecto físico no es como yo quisiera, me siento limitada en mis capacidades para lograr lo que deseo, soy muy perfeccionista en mi persona, en lo que hago, etc. Y claro que tendríamos que cambiar nuestra manera de vernos, de ver lo que sucede a nuestro alrededor, de esta manera, considero que estaríamos más en apertura de preguntarnos de forma amorosa, ¿de que sí soy capaz?, ¿qué de bueno hay en mí?, y lo mucho que podemos llegar a lograr.


V.- ¿Y se puede hacer?

AM.- Mmm.. Hace varios años, compartía con una persona que resaltaba una y otra vez las características maravillosas de la mujer de la cual se estaba enamorando. Comentaba que todas deberían ser como ella, que ella era lo máximo, que lo traía vuelto loco en sí. Sin prestar atención si quisiera, en el daño que causaba al expresarse así de una mujer con su actual pareja.


"Seré capaz de eso y más".


V.- ¿Y qué hizo?

AM.- Al paso del tiempo, la mujer, su pareja, al tener tan presente estas palabras y este sentimiento de no sentirse capaz de lograr todo lo que él expresaba de la otra chica, optó por anclarse en ese sentimiento tan doloroso y decir: seré capaz de eso y más. Aunque cabe mencionar que pudo quedarse del otro lado de la situación, me refiero a comprarse todo lo que él comentó ese día y ella solo quedarse deprimida. He aquí la importancia de cambiar la forma de pensar y resignificar lo sucedido. La mujer tomó esto como combustible para crecer personal y profesionalmente. Y cada vez que quería desistir, recordaba las palabras de su pareja esa tarde. Así que, al vuelco de un par de años, la mujer decidió emprender su propia empresa, coordinar comunidades de mujeres, empoderarlas, aprender, compartir y resaltar que al final estamos: dónde, con quién y cómo elegimos estar.





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