La asesoría laboral ha vivido momentos muy difíciles durante la pandemia, uniendo a la incertidumbre, los cambios legislativos y el estado emocional. Hablamos con Malena Melis.
Foto: Larita Pons.
MALENA MELIS
Asesoría laboral - Graduado social
V.- Malena, ¡Enhorabuena!25 años de profesión en la asesoría laboral.
MM.- Gracias, sí este año cumplo 25 años y una de las mejores elecciones de mi vida fue decidirme a iniciar mi despacho laboral.
V.- ¿Por qué?
MM.- Buscaba una nueva puerta, y encontré una ventana con vistas a la conciliación de mi vida familiar y mi vida laboral. Empecé con tantas ganas e ilusión, que, ni un importante accidente de coche embarazada de mi tercer hijo, me provocó desánimo. Eso me representó un esfuerzo extra inesperado pero lo recuerdo con ese "lo volvería a hacer".
V.- ¿Cuál es tu motivación diaria?
MM.- Después de tantos años, sigue siendo ayudar a mis clientes. Me da mucha energía su agradecimiento. La verdad es que tengo unos clientes que valoran mi trabajo y mi dedicación y eso es un premio.
V.- Y este año, ¿la asesoría laboral ha vivido uno de sus momentos más duros?
MM.- Sí, la figura del graduado social o asesor laboral ha sido más complicada que nunca. Hemos lidiado desde el esfuerzo profesional y humano, porque en muchos casos, ha sido necesaria la ayuda emocional al cliente. He visto a auténticos héroes cotidianos, empresarios y trabajadores, protagonistas de historias tan reales y difíciles como la vida misma. Ha sido un año de incremento notable de trabajo para poder gestionar los ERTES y todos esos nuevos trámites derivados de la paralización económica. Mi reto diario ha sido, y es, seguir un paso más, una hora más, un expediente más, un esfuerzo más...
"Ha sido necesaria la ayuda emocional al cliente".
V.- ¿Ha sido un año muy agotador, entonces?
MM.- Ha sido un año de aprender sin descanso para poder ser eficaz para mis clientes. Gestionar el tiempo. Hacer que un día tuviera más de 24 horas. Luchar contra los momentos de bajón emocional personal por cansancio físico y mental.
V.- ¿Y cómo has llevado ese cansancio?
MM.- En ropa de deporte, coleta caballo, y sintiéndome como si fuera parte de la tripulación del Titanic durante el naufragio: tratando de ayudar a todos los pasajeros que, al mismo tiempo, te pedían instrucciones, auxilio, consejo. Pero un naufragio con un año de duración... y lo que queda. Ha habido tantísimos amaneceres en los que al despertar me he sentido como el protagonista de otra película: "El Día de la marmota". Despertar y sentir que estaba reviviendo el día de ayer, una y otra vez.
"Levantarte sabiendo que estás acompañada, compartir información, experiencias, casuística... Casi las 24 horas; eso no tiene precio. La lucha en la trinchera sin mis compañeros de profesión hubiera sido muchísimo más dura y solitaria".
V.- ¿Y qué hacías para superarlo?
MM.- Me repetía que no podía dar cabida al desánimo interior, porque solo desde la autenticidad de la fuerza personal puedes transmitir fuerza hacia los clientes. Buscaba y encontraba motivación desde la empatía, poniéndome en los "zapatos" de las empresas y de los trabajadores. Me repetía eso de que "hechos son amores, Malena"; saber arremangar los puños de la camisa y decir, ¡vamos allá! Me recordaba que los logros a medio plazo también generan fuerza y entusiasmo, no solo los que nos producen gratificaciones inmediatas, porque este año la paciencia ha sido una de las mejores virtudes, y yo, por naturaleza, soy muy impaciente.
V.- ¿Qué papel han jugado las emociones?
MM.- ¡Uf, las emociones! (Sonríe) ¡Esas grandes compañeras de mi vida! Siempre digo que cuando se habla del "padre" de la inteligencia emocional, se habla del psicólogo norteamericano Daniel Goleman. Y yo, además, tengo una "madre" de la inteligencia emocional, que fue y sigue siendo mi madre, incluso después de su partida, con todas las reflexiones de vida y la insistencia en ver "pistas emocionales" en las situaciones cotidianas, y que son de gran ayuda. sabemos que las emociones se contagian. Partiendo de esa convicción, sonrío; considero como una medicina natural, sin más efectos secundarios que sumar bienestar, el tener cerca a personas que contagien emociones positivas. Y del mismo modo que podemos ser receptores, recordemos que cada uno de nosotros, tenemos la capacidad de elegir contagiar y provocar buenas y bonitas emociones a los demás. En este año, destacaría, más que nunca, la gran labor social que han hecho funcionarios, trabajadores relacionados con Organismos con los que tratamos a diario, que de una u otra manera, han sumado a su profesionalidad, esa humanidad y han hecho llegar emociones positivas como la generosidad, amabilidad, empatía, comprensión, simpatía, gratitud... Dicen que podemos olvidar los nombres de las personas, sus rostros, pero nunca lo que nos han hecho sentir.
V.- ¿Y los compañeros y compañeras de profesión?
MM.- Sí, en todos estos años he admirado a muchos de mis compañeros de profesión y siempre estuve muy feliz y agradecida de pertenecer al Colegio de Graduados sociales de las Islas Baleares, pero esta pandemia ha superado con creces mis expectativas de ayuda, tanto por parte del Colegio, como por parte de mis compañeros. La labor del Colegio de Graduados Sociales ha sido de notaza. Han estado pendientes en todo momento de las novedades normativas y legislativas, nos han facilitado y contrastado información, han programado muchos cursos y seminarios presenciales y online. En este punto me gustaría hacer mención especial y expresa a su presidenta, Apol-lònia Julià, que ha sido un referente de excelencia profesional, gran persona, con una gestión exquisita, una persona que no ha desfallecido en ningún momento, nos ha animado y unido a todo el colectivo. El Colegio ha sido el mejor nexo de unión con mis compañeros de profesión. Además, se creó un whatsapp que ha sido de gran ayuda laboral y psicológica. Levantarte sabiendo que estás acompañada, compartir información, experiencias, casuística... Casi las 24 horas; eso no tiene precio. La lucha en la trinchera sin ellos ¡Uf! Hubiera sido muchísimo más dura y solitaria. Además, quiero felicitar al Colegio por el premio a su labor que le ha otorgado el Govern Balear "Premis RamonLlull 2021". Un brindis porque detrás de cada logro profesional, está un gran esfuerzo y, sobre todo, están grandes personas que aman su profesión.
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